Los grados Medios en el Alpinismo
Los grados Medios en el Alpinismo. Percepción desde los Picos de Europa.
En la cumbre de La Torre de Enmedio preparando el rapel . Detrás el Tiro Tirso. Al fondo el Llambrión
..........Peña Santa invernal. Canal del Pájaro Negro
.......................Descenso por la Norte Directa, esa misma jornada.
....Descenso por la Arista Oeste del Tiro Tirso. Ruta de Schulze
...El autor (Centro) con Rafa Belderraín (Izquierda) en el Cervino.
.............................Cresta al Torrecerredo
..............................................El Eiger
Hay veces que vemos, otras, solo miramos. Trepando hay que ver. Pululan, entre una treintena de académicas definiciones del verbo ver, un par de ellas, que nos vienen al pelo, y que son: Reconocer con cuidado y atención algo, leyéndolo o examinándolo. Y Prevenir las cosas del futuro; ante verlas o inferirlas de lo que sucede en el presente. Increíble regalo, el que nos brinda el idioma castellano para definir la concentración en el sentido de la vista. Federer versus Nadal, por cambiar de deporte.Y hablando de sentidos:Todas las onomatopeyas que terminan en: ping, clong, bong, cling, poseen el don de alegrar la vida de un montañero, al menos por unos metros. Las clavijas afónicas, pluf, Clof; tienen desgraciadamente, el efecto contrario en la moral del recio.Y que decir de la amable grieta que te avisa con un crujido seco y profundo antes que en “sentido” literal, metas la pata.O la piedra que en caída libre, te permite inferir el efecto Doppler. Si no lo escuchas, mala señal.Los escultores sienten la piedra cuando la rozan con las yemas de sus dedos. Las yemas de los dedos de un alpinista deben permitirle quedarse con la presa de recuerdo. No recordar (Sí hubo suerte) haber salido con ella de paseo. Tampoco hay necesidad de preguntar al compañero: qué es lo que hacía, durante veinte minutos, debajo de un pasaje, farfullando improperios.Cuestión de tacto. ¿Sabéis qué huele el Ozono? A Ozono. A rayos y truenos, granizo y agua.También sabe, aunque no como la adrenalina que te deja la boca como lija.Hay quien dice que el sexto sentido es la suma de los otros cinco trabajando juntos y le añade una pizca de memoria colectiva.Será por eso ¿Qué a veces se confunde con los miedos?En caso de duda, yo me voy, elijo miedo, para algo está el sexto sentido.Los alpinistas que distinguen siempre entre el miedo y el sexto sentido deben poseer un séptimo don o un séptimo dan o ambas cosas…Eso debe ser el sentido común.
.................Piz Badille. Ruta de Cassin
A MODO DE REFLEXIÓN.
A lo largo de los años y en múltiples ocasiones, reputados alpinistas vinculados de una u otra forma a los Picos de Europa, han resaltado la importancia de estas montañas en lo que respecta a la práctica deportiva del alpinismo. Es común a todos ellos, una contrastada opinión, la que afirma que de estas significativas montañas y tras haber surcado sus paredes y crestas sus canales y cumbres, el montañero que resulta, el que crece deportivamente a su sombra, puede acceder sin complejos a cualquier montaña del mundo.
..........Peña Santa invernal. Canal del Pájaro Negro
Esta ponencia, pretende analizar con cierto rigor el porqué de estas afirmaciones, y a la vez, si esto fuera posible, facilitar a las nuevas generaciones de alpinistas, cierto orden o táctica para evolucionar por estas cumbres únicas y entrañables.Sabido es, que no hay manual ni discurso que sustituya a la experiencia en la practica de un oficio. Puesto que, el montañismo es esto último, un noble oficio; al menos, en lo que a la técnica indispensable para practicarlo se refiere. Lo que sí puede hacer la indicación o el consejo, es acortar el tiempo de aprendizaje y allanar el camino por el mismo. Lo primero que ha de conocer el futuro alpinista son sus obligaciones con su propia persona, su integridad y la de sus compañeros. El sentido común al que tanto se referían nuestros abuelos, ha de estar presente en todas nuestras decisiones, antes y durante la actividad, incluso después, en ocasiones, se aprende mucho de un buen análisis retrospectivo.Nuestra preocupación primera, ha de ser la de elegir las rutas en función de nuestras posibilidades, siempre al nivel del compañero menos entrenado y con un buen margen de maniobra que nos permita negociar alguna posible eventualidad. Informarnos adecuadamente del discurrir de la misma y muy importante, de las eventuales rutas de escape y refugios de fortuna; en la era de la información, no existen disculpas para no cumplir estas premisas. De la misma forma, hacernos con las previsiones meteorológicas y actuar en consecuencia Deberemos facilitar a alguna persona de nuestra confianza, un pequeño informe, lo más detallado posible, de la actividad que pretendemos y lógicamente no irnos al otro extremo del macizo.Como norma general y a lo largo de generaciones, el aprendizaje en montaña, se hacía partiendo de paseos por la misma, que iban aumentando su dificultad a medida que el individuo evolucionaba técnicamente.Hoy en día, es común encontrar personas que acceden a la alta montaña, por primera vez, desde la práctica de la escalada en rocódromos o escuelas deportivas. Habitualmente se dan de bruces contra un terreno que les sorprende a las primeras de cambio, haciéndoles regresar a sus orígenes deportivos.Aquellos pocos, en los que prende la pasión por la montaña, se dan cuenta tarde o temprano, de la escasa transferencia que la escalada deportiva aporta frente al trabajo alpino.
LOS GRADOS ELEMENTALES.
Como Fácil y Poco Difícil describe la escala UIAA a los dos primeros grados que define. El primero de ellos solo exige el uso de las extremidades superiores en ocasiones puntuales y con objeto de mantener el equilibrio. En el segundo, el uso de las manos va ligado ya a la tracción, es decir: al uso de la fuerza de los brazos para, sino efectuar, si ayudar a la progresión.El tercer grado conocido como Algo Difícil exige ya una conveniente coordinación en todo el cuerpo y conlleva una exposición francamente notable, en el medio donde se efectúa.En estos tres grados, en la variada gama de actividades que nos brindan, se sientan las bases que nos permiten crecer en todas las facetas que conforman nuestro deporte y por otra parte en su límite superior cierran el paso -por así decirlo- a un gran porcentaje de alpinistas y montañeros que bien por falta de técnica o por considerar el riesgo consiguiente: excesivo, limitan a ellos sus ascensiones. Es por ello que los grados medios: el cuarto y el quinto grado conforman un salto cualitativo y cuantitativo en la progresión, y una piedra de toque fundamental para alcanzar las cotas de la alta dificultad. El dominio de esos grados constituye per se una fuente inagotable de placer y actividades, no ya para una, sino para varias vidas de alpinista.
Aspecto de la Canal Estrecha en Peña Santa a finales de la Primavera de 2006.
.......................Descenso por la Norte Directa, esa misma jornada.
La ausencia de control en ese terreno: una cascada inagotable de riesgos. Y antes de proseguir una reflexión: En una entrevista en la radio: tuvimos la suerte de contar con el excelente maestro de alpinistas, Luís Rubio Serraller. Durante dos programas, se trataba de analizar los años sesenta, setenta y ochenta en lo que se refiere a la evolución del deporte alpino en España.Comentaba Luís con una sonrisa en el rostro que para él, quinto superior era exactamente lo que decía la escala UIAA: Más, qué muy difícil; y claro, lo más, qué muy difícil, bajo ningún concepto puede ser fácil. Esto, por supuesto, sin llegar hasta el extremo de citar los quintos superiores que a principios de los ochenta firmaba Jesús Gálvez. Un servidor, comparte de manera absoluta este concepto y considera el quinto superior: el pórtico de entrada a la alta dificultad en el alpinismo.
LOS GRADOS MEDIOS.
Dicho esto, es importante dejar claro el concepto de dominio de un grado y que se sepa y hasta nuestros días, pienso que el grandísimo maestro Paul Preuss, que a su vez, inspiró la filosofía de Messner, hizo la mejor descripción categórica sobre la cuestión.Describe en realidad varios principios basados en un axioma: El alpinista solo deberá afrontar las escaladas que se encuentran bajo el nivel más alto de su competencia. El teorema en cuestión dice más concretamente:"Uno, solo debe aspirar a ascender por dónde sea capaz de destrepar con seguridad"Los otros son los siguientes:"Las ayudas artificiales: solo se justifican en situaciones de peligro repentino""El empleo de los pitones: solo se hará en situaciones de emergencia y no como base del alpinismo""La cuerda facilita el ascenso pero nunca será el único medio de progresión""La seguridad ha de basarse en la capacidad del escalador, no en las ayudas artificiales o externas a la acción"Es decir, que el dominio de un grado implicaría poder hacerlo casi con ausencia de seguros e incluiría la capacidad de destreparlo. Creo, que si alguno de nosotros no comprendió, hace unos instantes, el porqué de la sonrisa de Luís Rubio en antena al hablar del quinto superior, ahora no tendrá dudas sobre el profundo origen y significación de la misma.Volvamos a los Picos de Europa. Hay una ruta que se desarrolla en su totalidad bajo el tercer y el cuarto grado, está sazonada con unos escasos quintos:
El Espolón de los Franceses desde Aliva
.............................Franceses, saliendo del Gran Diedro
El Espolón de los Franceses, ha llamado la atención de los montañeros y escaladores de todos los niveles a lo largo de los años.La cómoda afluencia a través del teleférico de Fuente Dé, instalado a finales de los años cincuenta, no ha hecho sino acentuar este fenómeno. La historia del Espolón está desgraciadamente marcada por las tragedias, algunas de ellas con gran repercusión periodística, es la ruta de escalada de los Picos de Europa, con más victimas a sus espaldas, la que ha padecido más accidentes e incidentes. Y si excluimos la directa de los Martínez al Picu, la más intentada.Es, por otra parte, una ruta con gran prestigio invernal, cuando hace unos pocos años no se disponía de una predicción meteorológica tan atinada como la actual, su orientación, generaba un riesgo que había que correr, la propia pared oculta los cambios que desde el norte y el oeste los frentes invernales traen consigo y que debido a la proximidad del frontón carbonífero al mar, se producen a veces en apenas unas horas, colocando a las cordadas en situaciones comprometidas y a veces, desgraciadamente, insolubles.Es en verano donde los incidentes son más numerosos, el hecho, incuestionable por cierto, de que la dificultad técnica de la ruta se circunscribe a nuestros grados medios, anima a muchas cordadas a intentarla, sin valorar en su justa medida su longitud, de más de mil metros, para un desnivel de novecientos, ni tampoco y en una vía larga ha de ser algo a tener muy en cuenta, las posibilidades de pérdida que, en la parte superior son grandes, máxime, y es muy común en la época estival cuando la zona se cierra en niebla, cosa que suele ocurrir a partir del mediodía. De igual manera ocurre con las tormentas de evolución que han puesto contra las cuerdas a más de una cordada.Afortunadamente la cómoda y fácil bajada por la vía normal, cuando está libre de nieve o hielo, ha mitigado en gran medida situaciones que de haber ocurrido con otro descenso más complejo, podrían haber disparado los finales trágicos.El Espolón, por si solo, podría ocupar la ponencia y definir la esencia del grado medio.Podemos considerar a Franceses una ruta de longitud media alta, unos novecientos metros, con una parte final, fácil, máximo tercer grado, durante unos cuatrocientos metros de desnivel, pero con grandes posibilidades de pérdida.Por regla general, la inclinación de los trazados en III/IV e incluso V grado se sitúa por debajo de la verticalidad. A nada que pensemos en ello nos daremos cuenta de varios factores que esta circunstancia lleva aparejados y sus repercusiones en la escalada:Todos los meteoros que asaltan estos reinos geológicos tienen una mayor incidencia por debajo del ángulo recto: agua, nieve, hielo y viento con la ayuda inestimable del rayo que asalta crestas y espolones; fracturando la roca y dibujando nuestros, diedros, chimeneas, fisuras, nuestras canales rebosantes de piedras sueltas o los amados largos en roca rota y reuniones macabras, aunque estas últimas, no se den en el pobre Espolón, que tal parece, que quién lo masacrara ahora es un servidor. Es evidente, que si esas circunstancias asaltan a la montura, de igual manera las sufrirá el jinete.Por estos lares, es mucho mayor el riesgo a los peligros objetivos, que por ejemplo, haciendo la directísima en la Oeste del Urriellu o, por darnos una vuelta por los Álpes: es infinitamente mayor el riesgo en la clásica a la Eigernordwand que en cualquiera de las vías que surcan los desplomes de la norte a pesar de las importantes y extremas dificultades de sus grados.Pero, ocurre otra cosa, el jinete actual resulta que entrena en una pista lisa e inmaculada de bellísimo césped inglés y no campo a través. Nuestras escuelas y rocódromos limitan los movimientos del artista casi por entero a la placa y cuando un día se desboca el corcel y saltando a duras penas el seto que bordeaba el hipódromo, se adentra en el bosque calizo adornado de diedros, chimeneas, fisuras y hermosas canales rebosantes de piedras sueltas, resulta, que no tiene repertorio y se cae del caballo. Y aquí nos ponemos serios, los errores en estos grados se pagan muy caros .Una caída en estos terrenos suele llevar consigo consecuencias graves o irreparables. Es en estos territorios donde los grandes maestros acuñaron el término que rezaba “En alpina está prohibido caerse”En una gran placa vertical o desplomada con los sistemas de aseguramiento y materiales actuales un gran saque normalmente va a quedar en una descarga de adrenalina directamente proporcional al mismo. No hace falta poseer una imaginación muy fértil para inferir los resultados de ese mismo vuelo en un terreno como el que nos ocupa, con poca inclinación y salpicado de repisas y accidentes.
El Espolón de los Franceses, ha llamado la atención de los montañeros y escaladores de todos los niveles a lo largo de los años.La cómoda afluencia a través del teleférico de Fuente Dé, instalado a finales de los años cincuenta, no ha hecho sino acentuar este fenómeno. La historia del Espolón está desgraciadamente marcada por las tragedias, algunas de ellas con gran repercusión periodística, es la ruta de escalada de los Picos de Europa, con más victimas a sus espaldas, la que ha padecido más accidentes e incidentes. Y si excluimos la directa de los Martínez al Picu, la más intentada.Es, por otra parte, una ruta con gran prestigio invernal, cuando hace unos pocos años no se disponía de una predicción meteorológica tan atinada como la actual, su orientación, generaba un riesgo que había que correr, la propia pared oculta los cambios que desde el norte y el oeste los frentes invernales traen consigo y que debido a la proximidad del frontón carbonífero al mar, se producen a veces en apenas unas horas, colocando a las cordadas en situaciones comprometidas y a veces, desgraciadamente, insolubles.Es en verano donde los incidentes son más numerosos, el hecho, incuestionable por cierto, de que la dificultad técnica de la ruta se circunscribe a nuestros grados medios, anima a muchas cordadas a intentarla, sin valorar en su justa medida su longitud, de más de mil metros, para un desnivel de novecientos, ni tampoco y en una vía larga ha de ser algo a tener muy en cuenta, las posibilidades de pérdida que, en la parte superior son grandes, máxime, y es muy común en la época estival cuando la zona se cierra en niebla, cosa que suele ocurrir a partir del mediodía. De igual manera ocurre con las tormentas de evolución que han puesto contra las cuerdas a más de una cordada.Afortunadamente la cómoda y fácil bajada por la vía normal, cuando está libre de nieve o hielo, ha mitigado en gran medida situaciones que de haber ocurrido con otro descenso más complejo, podrían haber disparado los finales trágicos.El Espolón, por si solo, podría ocupar la ponencia y definir la esencia del grado medio.Podemos considerar a Franceses una ruta de longitud media alta, unos novecientos metros, con una parte final, fácil, máximo tercer grado, durante unos cuatrocientos metros de desnivel, pero con grandes posibilidades de pérdida.Por regla general, la inclinación de los trazados en III/IV e incluso V grado se sitúa por debajo de la verticalidad. A nada que pensemos en ello nos daremos cuenta de varios factores que esta circunstancia lleva aparejados y sus repercusiones en la escalada:Todos los meteoros que asaltan estos reinos geológicos tienen una mayor incidencia por debajo del ángulo recto: agua, nieve, hielo y viento con la ayuda inestimable del rayo que asalta crestas y espolones; fracturando la roca y dibujando nuestros, diedros, chimeneas, fisuras, nuestras canales rebosantes de piedras sueltas o los amados largos en roca rota y reuniones macabras, aunque estas últimas, no se den en el pobre Espolón, que tal parece, que quién lo masacrara ahora es un servidor. Es evidente, que si esas circunstancias asaltan a la montura, de igual manera las sufrirá el jinete.Por estos lares, es mucho mayor el riesgo a los peligros objetivos, que por ejemplo, haciendo la directísima en la Oeste del Urriellu o, por darnos una vuelta por los Álpes: es infinitamente mayor el riesgo en la clásica a la Eigernordwand que en cualquiera de las vías que surcan los desplomes de la norte a pesar de las importantes y extremas dificultades de sus grados.Pero, ocurre otra cosa, el jinete actual resulta que entrena en una pista lisa e inmaculada de bellísimo césped inglés y no campo a través. Nuestras escuelas y rocódromos limitan los movimientos del artista casi por entero a la placa y cuando un día se desboca el corcel y saltando a duras penas el seto que bordeaba el hipódromo, se adentra en el bosque calizo adornado de diedros, chimeneas, fisuras y hermosas canales rebosantes de piedras sueltas, resulta, que no tiene repertorio y se cae del caballo. Y aquí nos ponemos serios, los errores en estos grados se pagan muy caros .Una caída en estos terrenos suele llevar consigo consecuencias graves o irreparables. Es en estos territorios donde los grandes maestros acuñaron el término que rezaba “En alpina está prohibido caerse”En una gran placa vertical o desplomada con los sistemas de aseguramiento y materiales actuales un gran saque normalmente va a quedar en una descarga de adrenalina directamente proporcional al mismo. No hace falta poseer una imaginación muy fértil para inferir los resultados de ese mismo vuelo en un terreno como el que nos ocupa, con poca inclinación y salpicado de repisas y accidentes.
Largo de entrada de la vía de los Cántabros. Peña Vieja.
De nuevo, otra piedra de toque. Las grandes clásicas en los Picos de Europa discurren por terrenos medios, algunas como ocurre en el propio Espolón, salpicadas ya no con pasos, si no con largos de quinto rallando el sexto: el Faraón en el Jisu, el diedro fisura en la Canal del Pájaro Negro, el cuarto largo de la Casiopea a la Torre Salinas, los largos tercero y cuarto de los Cántabros a Peña Vieja, incluso me atrevería a incluir el largo de salida de la Sur Directa de Peña Santa. Podríamos seguir citando ejemplos y concluiríamos una larga lista.Hoy en día y de manera afortunada para la esencia alpinista, esas rutas no se encuentran sobre pitonadas y gracias a la labor de restauración de la FEMPA, algunas, como en el caso de Franceses, los seguros han sido revisados. Ocurre que los distanciados son importantes. Si el escalador, no domina con soltura el grado se va a ver obligado a reforzar los largos con seguros intermedios. Es evidente que ha de ser a partir del tercer grado superior y fundamentalmente en el cuarto, donde se practiquen las técnicas de pitonaje y el uso de empotradores y friends. Sin esos conocimientos previos el riesgo se magnifica de forma y manera exponencial. Los largos por encima de quinto grado superior no se han abierto para aprender a instalar seguros.Tal parece, que el trabajo se nos va acumulando en estos, a priori, inocentes pasajes de la escala de dificultad. Vayamos de nuevo al tajo e imaginemos que hemos superado las Agujas Rojas en nuestro Espolón. Tenemos cuatrocientos metros por debajo las verdes praderías de Áliva y atrás quedan las dificultades… aparentemente. De pronto se abre ante nuestros ojos un auténtico mare mágnum de canales y espolones. Como catedrales góticas se alzan ante nosotros... Y ahora… ¿Por dónde? Con un buen croquis, incluso en estos tiempos donde en los foros las gentes solicitan fotos de los pasajes dudosos, raro será o hay que rallar la torpeza para no conseguir encaramarse en la cresta de Peña Vieja. Pero ¿Y… sí entra la encaimada de media tarde? Esta niebla cerrada de Picos saturada de humedad que no nos deja ver ni al compañero.¡¡¡Henos aquí los de Pravia!!!... Palabras mayores… Orientación en pared… La intuición…. El sexto sentido.Empíricamente, alpinistas, escaladores y montañeros con cierto grado de madurez, saben que ese instinto se desarrolla y que lo hace a base de la experiencia reiterada; de la misma forma, en las cordadas, en los grupos de amigos, siempre hay alguno que por encima de los demás siempre da con el camino correcto.Aquí no hay duda, sea en una gran pared o en un recorrido alpino, de manera independiente de su envergadura las posibilidades de confusión se encuentran en los terrenos medios, más fáciles en lo técnico, mucho más complicados en los trazados, infinitamente más peligrosos en condiciones adversas. De la misma manera que no tenemos constancia de nadie que haya salido caminando de su propio parto, en lo que respecta al desarrollo de la intuición no hay otro camino que gatear: en la alfombra de nuestro propio salón, en la parte inferior y media de la escala de dificultad.
....Descenso por la Arista Oeste del Tiro Tirso. Ruta de Schulze
Y hay más, a pesar de lo dicho los alpinistas hemos atribuido un halo romántico, casi mágico en lo que refiere a las grandes hazañas de supervivencia o conquista bajo el manto de la intuición.De pronto y nada menos que desde el instituto para el Desarrollo Humano Max Planck de Berlín nos dice su director: el psicólogo social Gerd Gigerenzer que los mecanismos de la intuición, el reconocimiento subconsciente de las señales del entorno y la consiguiente toma de decisiones en consecuencia, consideradas irracionales y supersticiosas hasta hace pocos años, son perfectamente racionales, automatismos insertados y dirigidos por nuestro cerebro.No sé, si el profesor será alpinista, pero desde el Seminario le mandamos un abrazo.
...El autor (Centro) con Rafa Belderraín (Izquierda) en el Cervino.
Gracias al Max Planck nos hemos encaramado a la cresta y ¡¡¡Caramba!!! Ha despejado la niebla.La escalada por este tramo de la arista es una de las más satisfactorias de los Picos de Europa, la vista que se ofrece a nuestros ojos abarca un abanico de paisajes y cumbres de inestimable belleza: el pueblo de Sotres, el macizo Oriental, la cabecera del valle de Liébana y su capital Potes, el puerto de S. Glorio, continuando por las montañas del Alto Carrión, Peña Prieta, Espigüete, Curavacas, las del macizo occidental presididas por la Peña Santa y las propias del Central, Remoña, Salinas, Friero, Torre Blanca, Llambrión en un abanico de belleza pocas veces agrupada en el contexto de una sola ascensión. Las crestas de Picos, para el que suscribe son las Joyas de la Corona. De una belleza inenarrable una vez escribí refiriéndome a Cabrones/Torrecerredo “Si al hombre le estuviera vetado volar, aún le quedarían las crestas de montaña”Todas ellas se desarrollan en tercer y cuarto grado sazonadas con tramos muy definidos de una mayor dificultad, el descenso de la Torre de Enmedio en la de Peña Santa, por citar algún paso notable.Técnicamente son una perfecta escuela para depurar nuestros movimientos en montaña. Es un verdadero placer contemplar a una buena cordada evolucionar por una crestería. Concitan el equilibrio y el control. Si se realizan en ensamble o sin cuerda exigen la mayor de las concentraciones puesto que la exposición es máxima y no hay mejor lugar en la montaña para aprender a convivir con el patio.Creo sinceramente que la manera de moverse de una persona en una crestería, es su firma, le define como alpinista y sólo en las crestas se aprende a crestear. Otra virtud más de nuestros grados medios. Cumbre de Peña Vieja, buffff, ya era hora, como queda buena tarde vamos a tertuliear un pocoCuando yo era un chiquillo, recuerdo como si fuera hoy, la primera frase de la teoría de la música de primer curso. Rezaba “Música es el arte que conjuga el sonido y el tiempo”Si el alpinismo fuera la música, el sonido sería la ruta… ¿Y el tiempo?... Pues efectivamente… Exactamente seguiría siendo el tiempo. Administrar correctamente los recursos físicos y mentales constituye una de las mayores e importantes virtudes que ha de poseer un montañero. Regular el ritmo en una ascensión sea de la dificultad que sea, es condición indispensable para llevarla a buen término. De nada nos va a servir dominar una determinada dificultad si nos desfondamos a las primeras de cambio.Y en el alpinismo hay que hilar fino para aprender a conocernos a nosotros mismos, saber cuales son nuestros puntos fuertes y más importantes aún, nuestras limitaciones. Todo ello en función como es lógico de la ruta a realizar.
.............................Cresta al Torrecerredo
En base a los trazados escogemos el material y los pertrechos. En algunos podremos ir más ligeros que en otros. A nadie se le escapa que no es lo mismo escalar un largo con media docena de cintas exprés en el arnés que cargar doce quilos en la espalda. Y si atendemos a la máxima de los grandes maestros que nos indicaban que la velocidad en montaña es sinónimo de seguridad, deberemos aprender a imprimir el ritmo adecuado en cada ocasión. Velocidad no significaba para ellos correr como una gallina sin cabeza.La mayor diferencia que se puede observar en un golpe de vista entre una cordada experta y otra que no lo sea tanto se encuentra sin duda en la maniobra. Si en una vía de, digamos quince largos, la primera efectúa los relevos en una media de cinco minutos y la segunda utiliza doce el resultado será que en la cumbre la diferencia entre ambas cordadas será de una hora y tres cuartos.Cuantas veces en montaña puede significar ese periodo de tiempo escapar indemne de un temporal.Dónde mejor que en nuestros grados medios se puede practicar la maniobra, la instalación de reuniones, la correcta organización de los seguros en al arnés, el plegado o recogido de las líneas de cuerda y tantos pequeños trucos y detalles. Desde luego habrá siempre quien lo afronte en la Rabada/Navarro… obviamos los resultados del intento.
Todos y cada uno de los supuestos referidos hasta estos instantes cobrarían un valor cualitativo y cuantitativo mucho mayor desde una óptica invernal. El avance del alpinismo de vanguardia en hielo ha sido notable en las últimas décadas, proporcional al desarrollo de los materiales. No ha llovido nada desde que el maestro Jordi Pons apuñalaba con decisión al Eiger en su clásica norte.Pero algo no encaja, da la impresión que el aprendizaje invernal pasara por hacer unas prácticas de auto detención para inmediatamente mercar unos piolets técnicos y sin solución de continuidad correr a traccionar a las cascadas, cuando se forman. Y ocurre y esto es algo fácil de constatar y a uno se le quedan los ojos como platos, cuando por una pendiente de relativamente poca inclinación ve ascender, quemando gemelos y en una posición inverosímil a un joven y a veces no tan joven alpinista, armado de un par de herramientas de dry- tooling. La técnica francesa del gran Armand Charlet también conocida como pies planos es uno de los mayores legados técnicos en la historia del alpinismo. Nos permite alcanzar la mayor seguridad y equilibrio en nieve o hielo y manejarnos con una sola herramienta en pendientes más que notables. No seré yo quien discuta que su aprendizaje es laborioso pero la autonomía, seguridad, ahorro de energía y velocidad que nos facilita en pendientes medias, las mismas que encontraremos en los grandes recorridos clásicos en Picos, Pirineos o Alpes son y siempre serán impagables… y se aprende en la zona de influencia de nuestros amigos, los grados medios…Donde también y a su vez… uno… se ha de ir empapando de conocimientos sobre los tipos de nieve, de hielo, a saber reconocer de un golpe de vista el peligro de avalancha, el estado de la roca, la fiabilidad de los seguros… Todo, lo que en definitiva es incuestionable e imprescindible a la hora de reconocer y ascender cualquier montaña del planeta.
...........................Dibujo Pepe García
Decía el maestro de maestros Walter Bonatti que él, elegía las rutas a repetir bajo tres premisas previas y las colocaba por orden de importancia: La historia, la belleza y por último la dificultad técnica.Sin duda, los grandes recorridos clásicos están cargados a espuertas de historia y de belleza… y… de romanticismo… Y, por mucho que los profesores del Max Planck quieran diseccionarlo, también de sexto sentido.
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Este artículo es en realidad una ponencia preparada para el II Seminario sobre Picos de Europa celebrado el pasado año en Oviedo y dirigido por el Profesor Francisco Ballesteros Villar, escritor y montañero.
.....................................Alfredo Íñiguez 2008
Etiquetas: Alpinismo, Literatura
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