...Por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí.
Y vas a ver, lo que es canela fina
Y armar la tremolina, cuando vayas a Madrí. ¡Qué sí!
En un schottisch correctamente ejecutado se ha de girar en el espacio de superficie de un ladrillo o baldosa y mirando siempre al frente…con la otra mano, metida en el bolsillo del chaleco y con los dos pies juntos, el bailarín gira en redondo sobre las plantas de sus gatos. Cuando la vía lo exige, el chulapo da tres pasos hacia atrás, otros tres hacia delante y reinicia la escalada.
Se puede aprender a bailar el Chotis en las Vistillas, a la vera del Palacio Real, en la Pradera de San Isidro durante las fiestas del santo patrón de Madrid…y como no, en la Pedriza.
Sonó el cornetín de órdenes a franco de salida. El sol de la mañana alargaba las sombras de los antiaéreos en el patio de armas. El astro parecía ascender Arturo Soria arriba derramando esa luz que sólo en Madrid es siempre primaveral aunque campe el invierno por sus fueros y desde el norte, el viento de Castilla que venía rugiendo por las estepas, se vuelva aun más frío tras remontar Guadarrama y te cruce la cara con mil cristales helados.
El “primero” de guardia repitió el chiste ¿Qué asturianos? ¿Otra vez de “escalo”? La verdad sea dicha, una vez acostumbrados a ver el material en las bolsas, jamás nos habían dado marcha atrás en la revista y puedo jurar que la política imperante entonces era crujir, al menos, a la mitad de los francos de paseo. No éramos la emperatriz de Lavapiés pero al menos había “cuartel”… Esperaba a la puerta de la agrupación Agustín Bastante. Hacia honor a su nombre, siempre estaba a gusto. A su apellido lo dejaban corto unas espaldas de estibador que encuadraban ciento y noventa centímetros de humanidad. El hecho de que viviera en la plaza de Hércules simplemente una gozada ¡Dónde sino!
Manejaba el Gusti un Renault Fuego, a fuego, lo juro. Como buen piquista de la época, tenía mis más con las placas pedriceras, pero elegía, cuando podía, o me dejaban, la M30 rumbo al Real antes que volar por la carretera de Burgos con rumbo incierto, a doscientos a la hora, al calizo paraíso de La Cabrera...Eso sí, escalando ya no me quedaba miedo que pasar.
Y vas a ver, lo que es canela fina
Y armar la tremolina, cuando vayas a Madrí. ¡Qué sí!
En un schottisch correctamente ejecutado se ha de girar en el espacio de superficie de un ladrillo o baldosa y mirando siempre al frente…con la otra mano, metida en el bolsillo del chaleco y con los dos pies juntos, el bailarín gira en redondo sobre las plantas de sus gatos. Cuando la vía lo exige, el chulapo da tres pasos hacia atrás, otros tres hacia delante y reinicia la escalada.
Se puede aprender a bailar el Chotis en las Vistillas, a la vera del Palacio Real, en la Pradera de San Isidro durante las fiestas del santo patrón de Madrid…y como no, en la Pedriza.
Sonó el cornetín de órdenes a franco de salida. El sol de la mañana alargaba las sombras de los antiaéreos en el patio de armas. El astro parecía ascender Arturo Soria arriba derramando esa luz que sólo en Madrid es siempre primaveral aunque campe el invierno por sus fueros y desde el norte, el viento de Castilla que venía rugiendo por las estepas, se vuelva aun más frío tras remontar Guadarrama y te cruce la cara con mil cristales helados.
El “primero” de guardia repitió el chiste ¿Qué asturianos? ¿Otra vez de “escalo”? La verdad sea dicha, una vez acostumbrados a ver el material en las bolsas, jamás nos habían dado marcha atrás en la revista y puedo jurar que la política imperante entonces era crujir, al menos, a la mitad de los francos de paseo. No éramos la emperatriz de Lavapiés pero al menos había “cuartel”… Esperaba a la puerta de la agrupación Agustín Bastante. Hacia honor a su nombre, siempre estaba a gusto. A su apellido lo dejaban corto unas espaldas de estibador que encuadraban ciento y noventa centímetros de humanidad. El hecho de que viviera en la plaza de Hércules simplemente una gozada ¡Dónde sino!
Manejaba el Gusti un Renault Fuego, a fuego, lo juro. Como buen piquista de la época, tenía mis más con las placas pedriceras, pero elegía, cuando podía, o me dejaban, la M30 rumbo al Real antes que volar por la carretera de Burgos con rumbo incierto, a doscientos a la hora, al calizo paraíso de La Cabrera...Eso sí, escalando ya no me quedaba miedo que pasar.
Más… ¡ Pobre ignorante! No soy nadie para glosar escuelas e historias madrileñas de montaña, y menos, con los amigos que la vida tuvo a bien poner en mi camino…
A veces los recuerdos nos engañan, quizás ese filtro maravilloso que es el tiempo fija en nuestra memoria aquello que nos hizo felices y tamiza sabiamente posos no tan agradables, ni tan románticos, pero quiero a esa ciudad como a mi Gijón. Siempre fui feliz en Madrid. Él de camino a la vendimia manchega y él de Tierno Galván: Cuando los parques públicos eran campos base y el puente de Toledo un rocódromo...
Le pese a quién le pese, la Capital sabe ejercer como tal cuando los tiempos lo exigen. La desgracia para nosotros es que casi siempre ha sido contra algo, léase gabacho o colgando el No Pasaran en la ciudad universitaria, parando golpistas de mierda o enterrando laboralistas. Hasta en la manipulación de la historia la Villa y Corte es genial y sino que se lo pregunten al pobre Esquilache que se jaló pedazo de revuelta a costa de unos “Chambergos” y un quítame allá estas capas, cuando Carlos: el tercero, consintió que el pan se pusiera por los cielos del Foro; acaparado el trigo por los de siempre, que de aquella -como ahora- manejaban la materia prima y arrasaban al humilde en especias. Que más da trigo que hipoteca. Lo triste del tema es que el infeliz Leopoldo fue el artífice de parques y jardines, pavimentos y alcantarillas…
No es santo de mi devoción el C.O.I. pero como a la viejecita castiza y entrañable del anuncio me gustaría vivir unos años más y darme una vuelta postinera por Alcalá en plena Olimpiada del brazo de una chulapa, a poder ser. Mientras hay vida hay esperanza, aunque alguna se haya empeñado en reventar la frase.
Vuesas mercedes ya me entienden.
...........................Alfredo Íñiguez...2009
Huelga decir, el tema se las trae. Como es lógico, usted lo hace de manera harto ameno. Mistificar trae consecuencias que en ocasiones no se comprenden, hasta que los años lo hacen digerible.
ResponderEliminarComo siempre en su linea señor Alfredo.
Todo un gustazo.
Mon.